Por primera vez no era la hija, la madre, la profesora, la alumna, la amiga de nadie....estaba sola, sólo yo y eso a la vez que me causó respeto fue estimulante.
No vino de los libros, llegó del vivir del bailar, de caer y levantarme, de llorar y reír, de no comprender y aceptar, de fluir para desbloquear...
No he perdido lo que realmente me pertenece, ni aunque lo haya tirado...
En esencia el miedo protege, la ira defiende, la tristeza libera, la alegría anima, la compasión une.
Sólo aceptando la tristeza inevitable es posible la verdadera alegría...
Vivo en paz...pido perdón...sé perdonar...soy perdonada.
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